viernes, julio 28, 2006

Melba arropada por millones

Por MARTA ROJAS

Melba cumple hoy 85 años. Hace bastante tiempo que perdió el apellido, basta decir Melba para que todos sepamos de quién se trata. Para los niños es la abuela cariñosa que conversa con ellos en el tono y con frases cortas que son capaces de comprender, que saborea el cake chupándose la crema del chocolate que se queda en algún dedo: igual que ellos.
Para los jóvenes es la mítica mujer que integró la vanguardia revolucionaria el 26 de Julio de 1953. La joven abogada que desmintió al Tribunal cuando este anunció en el juicio del Moncada, en medio de la Sala del Pleno de la Audiencia de Santiago de Cuba que Fidel estaba enfermo. Fue la primera vez que escuché su voz vibrante protestando una mentira. Exclamó: "¡Fidel no está enfermo!" Como anunciaban para justificar el hecho de no conducir al juicio al principal encartado porque este había transformado aquel espacio en una tribuna de denuncia y de hecho, convertido a los acusados en acusadores.
El desafío, en medio de una soldadesca enardecida, fue más lejos; Melba lo proclamó, de pie, en medio del grupo de asaltantes sobrevivientes de los crímenes y más de cien personas que colmaban la Sala; dijo que traía la prueba.Como abogada presentó allí la carta escrita por el doctor Fidel Castro Ruz en la cárcel de Boniato. En la misiva el líder de la Revolución decía que se trataba de impedir su presencia en el juicio y de que no se conozcan los horribles crímenes que se cometieron en las personas de los prisioneros. Que se encontraba perfectamente bien de salud, sin dolencia física de ninguna índole, pretendiéndose burlar de la manera más inaudita a ese Tribunal. Su vida corría peligro.
Decía la carta, además: "Igual peligro corren las vidas de otros presos, entre ellos las de las dos muchachas (Melba y Haydée), que son testigos excepcionales de la masacre del día 26 de Julio". Terminada: "Otrosí: designo a la doctora Melba Hernández, para que presente este escrito en mi nombre, F.C".
Aquella voz se esparció en toda la ciudad de Santiago de Cuba. La transmisión oral por parte de quienes la escucharon no se hizo esperar.
La voz de Melba, unas veces persuasiva, las más, enérgica y contundente, la escucharía muchas veces más en discusiones duras, cuando creía que ese era el tono necesario. La Melba luchadora clandestina, responsabilizada por Fidel, junto a Haydée, para que se hiciera realidad la publicación y distribución clandestina de La Historia me Absolverá —una labor de gigante en aquellos días— era la convincente y la contundente. Su silencio el más tenaz cuando era necesario el secreto.
México es una historia larga e igualmente rica en la vida de quien ahora, en el aniversario 50 del Granma, cumple 85 años. Lo cual ella difunde con entusiasmo.
Los jóvenes no tuvieron oportunidad de conocer a la oradora formidable, cuyas piezas siempre improvisadas, eran tan profundas como elegantemente ensambladas. Hizo galas de la oratoria durante más de diez años, casi imparable como la Melba que los estudiantes vietnamitas en Cuba, hasta hoy, en relevo de generaciones, conocen y quieren como "Mamá Melba".
La práctica de la solidaridad es uno de los méritos más importantes de Melba después de los días del Moncada. La tarea encargada por Fidel de fundar el Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur —primero en el mundo— se convirtió para ella en una trinchera nacional e internacional. Nacional para exponer la grandeza de ese pueblo, partiendo del conocimiento profundo de él y de la táctica y estrategia de Ho Chi Minh, a quien conociera tempranamente en Hanoi. La Melba política, revolucionaria, diplomática y jurista se hizo una para este empeño colosal de solidaridad que culminaría en victoria. También demostró su capacidad organizadora, pues el Comité se convirtió, en un frente que cruzó las fronteras.
Pero, Melba es también y mucho la hija única de "papaito" y "mamaita", como siempre llamó y recuerda a sus padres Manuel Hernández y Elena Rodríguez del Rey, los que la formaron patriota desde la cuna.
Melba es gregaria por excelencia y siempre le ha gustado sentirse rodeaba de compañeros y amigos, incluso en la más dura clandestinidad, cuando ella era una de las mujeres "tabú" en Cuba, por su participación en el Moncada.
Pues bien, Melba, hoy estarás arropada del cariño de millones de cubanos, y entre ellos el de "la periodista", como siempre me has llamado desde que nos conocimos. Pues bien "doctora"— que así te nombro— muchas felicidades de tus colegas de Granma, porque sé que asumiste como tuya la profesión de periodista, y un día exigiste a Vera el carné de la UPEC y te fue entregado.