domingo, octubre 08, 2006

ETERNO CHE

Siempre ha estado presente en cada uno de los cubanos que lo hizo suyo en gesto de recíproco amor y justeza. Por estos días su imagen se multiplica, sus ideas colman a miles de infantes y adolescentes que, reunidos en el IV Congreso de la Organización de Pioneros José Martí, se afanan por hacer realidad la consigna que los mueve: MI FUTURO REVOLUCIÓN.

Y es que esa constante mirada de prefeccionar el presente para alcanzar el futuro también fue inculcada por el Che, de quien Fidel aseverró "Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carçácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo, en una palabra, ¡NOS DEJÓ SU EJEMPLO!

Al cumplirse hoy el aniversario 39 de su asesinato, realizado por inescrupulosas y sangrientas manos al servicio del imperialismo, lo honramos con el poema que le dedicara nuestro Poeta Nacional Nicolás Guillén.

CHE COMANDANTE
No porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.
Con sus dientes de júbilo
Norteamerica rie. Mas, de pronto,
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che comandante,
amigo.
Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada dia ministro,
cada dia soldado, cada dia
gente llana y dificil
cada dia.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
Pasas en tu descolorido, roto, agujereado traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
Salud Guevara!
O mejor todavia desde el hondon americano:
Espéranos. Partiremos contigo.
Queremos morir para vivir como tu has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.