domingo, marzo 11, 2007

BUSHEADO


  • El repudio de los pueblos es lo que ha caracterizado el periplo del jefe de la Casa Blanca por latinoamérica.
Las constantes protestas, manifestaciones y el repudio general al presidente Bush ha sido el distingo de su periplo por la región. Ya no importa el país, lo que importa a los pueblos es su reprochada presencia cargada de dobles intenciones en la que detrás de la sonrisa diplomática está el puñal del acuerdo para el incremento de la pobreza en nuestros países.

Los pueblos ya no son los de otros tiempos. La vida y la pobreza milenaria acumulada han dado la experiencia suficiente para saber qué es lo que les conviene y qué compromete su soberanía y desarrollo.

Hasta en El Salvador, adonde no irá, hay protestas contra la gira latinoamericana del presidente de Estados Unidos. Las manifestaciones de repudio a la presencia de Bush acompañaron al busheado mandatario durante su estancia aquí como antes en Brasil, y estremecen también a Colombia, Guatemala y la ciudad mexicana de Mérida, próximas escalas de su gira por Latinoamérica.
En Uruguay, el presidente Tabaré Vázquez le recibió en la hacienda Anchorena, Colonia, a unos 180 kilómetros de la capital, tras lo cual Bush ofreció una conferencia de prensa donde afirmó que su propósito es colaborar en materia de comercio e inversiones, a un nivel en que los «pueblos se sientan cómodos».
Sin embargo, Prensa Latina reportó que lo más notorio y destacado por los medios de prensa seguía siendo, este sábado, la repulsa que provoca su presencia.
Para el diario Últimas Noticias, Bush llegó a Uruguay sin dinero en los bolsillos, solo con promesas y un discurso dirigido a contrarrestar la creciente influencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, en la región, señaló el cable.
Miles de uruguayos desfilaron por las principales avenidas montevideanas el viernes en rechazo a la política exterior de la Casa Blanca, casi simultáneamente con la llegada del mandatario norteamericano a esta capital, expresión de repudio que se reeditó este sábado con una marcha desde la Universidad de La República, en las cercanías de la residencia del embajador de EE.UU, donde Bush sería agasajado.
Mientras, los medios de prensa colombianos afirmaban que un país «blindado» aguardaba la llegada de Bush, quien arribó allí hoy domingo procedente de Uruguay, y solo ha estado unas horas en esa nación cuyo gobierno es considerado uno de los principales aliados de EE.UU. en América Latina.
Al mediodía de hoy domingo, Bush dejó Colombia y partió a Guatemala, donde miles de personas salieron de nuevo a las calles contra la visita, desafiando el fuerte despliegue policial y los vuelos rasantes de los aviones F-16, según dijo Prensa Latina.
A pesar de un fuerte cordón policial, los manifestantes quemaron una bandera estadounidense y una efigie de Bush, al tiempo que coreaban consignas como «Asesino, asesino», «Fuera Bush de Latinoamérica» y «Cesen las deportaciones masivas».
A ritmo del sonido de tambores, con pancartas, banderas y consignas como «No queremos ser una colonia norteamericana», los manifestantes recorrieron unos siete kilómetros desde la zona conocida como El Trébol, hasta el centro histórico.Lejos de una visita amistosa y de entendimiento bilateral entre gobiernos y pueblos, lo que ha encontrado el presidente de la mayor potencia es el busheo constante y el justo repudio de los pueblos que conocen muy bien sus verdaderas intenciones.