domingo, agosto 23, 2009

Una Isla colmada de flores

No por casualidad, esta Isla mágica también tiene la virtud de estar colmada de flores. La Isla de la Juventud es uno de los territorios cubanos donde las mujeres, nuestras flores, representan el 51 por ciento de su población total y el 52 de las dirigentes a esa instancia.

Por si fuera poco, más del 80 por ciento de la fuerza profesional son damas, por lo que llevan sobre sus hombros también la responsabilidad del desarrollo científico técnico, en los servicios, la educación y la salud, con mayor incidencia.

Qué gozo para nosotros, poderlas homenajear en un día como el 23 de agosto, en que la Federación de Mujeres Cubanas, organización que desde 1960 se integró para aglutinar a las féminas en defensa de la naciente Revolución.

Ya cumplen 49 años de esfuerzos y batallas cotidianas. Son ellas las que más han sufrido en carne propia los efectos del bloqueo en los hogares y en los puestos de trabajo, sobreviven a la doble carga que representa el período especial por más de 15 años y que aún persiste porque el mundo entero está abocado a un período especial por la crisis global que lo afecta.

Son ellas, las que aún en las situaciones más difíciles, han sabido crecerse y en medio del agobio transpirar optimismo, amor, devoción, entregar una sonrisa al amigo, al esposo, a los hijos, a las propias compañeras de labor o vecinos.

Es esa estirpe superior de ser humano que un día como hoy, echó la suerte de unirse en esa heroica organización que es la FMC, y luchar por una utopía que se convirtió en realidad abonada por el carisma y estirpe de Celia Sánchez Manduley, la guía y liderazgo indiscutible de Vilma Espín Guillois y el ejemplo de las marianas que desde la Independencia demostraron la valía de la mujer cubana.

Este florido jardín, con un muestrario representado por un sin fin de especies y perfumes, está hoy vestido de FIESTA por su 49 onomástico. Felicitémoslo de todo corazón con la seguridad de que su obra es inmortal y acompañará a la Revolución en las actuales y futuras batallas con la sonrisa ancha, el pecho erguido y la dignidad a la altura de las palmas.

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