viernes, julio 26, 2013

Raúl Castro: Esta seguirá siendo una Revolución de los jóvenes

Esta seguirá siendo la Revolución socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes, aseguró el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, en sus palabras durante el acto por al aniversario 60 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Al recordar el principio que proclamara Fidel el 16 de abril de 1961, cuando el entierro a las víctimas del bombardeo criminal previo a la derrotada invasión mercenaria por Playa Girón, el Presidente cubano también ratificó que «esta también seguirá siendo una Revolución de los jóvenes».

Hoy más del setenta por ciento de los cubanos nació después del triunfo de la Revolución, rememoró Raúl, quien recordó que «hoy convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una con méritos propios según el momento histórico y las circunstancias que les ha tocado vivir».

La generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con tranquilidad y serena confianza, basada en la capacidad demostrada de seguir el rumbo de la Revolución, iniciada desde la lucha de los indios y esclavos hasta nuestros días, expresó.

Como se ha explicado, dijo, está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de la nación.
Pero para asegurar su éxito, jamás podrá descuidarse —como nos enseñó Fidel— la necesidad de preservar, por encima de todo, la unidad de todos los cubanos dignos, ratificó.

Raúl Castro aseguró que la ocasión era propicia para rendir merecido homenaje a los caídos durante la lucha y también a Fidel, el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, «que con su inconmovible optimismo y junto al pueblo, capaz de resistir tantos sacrificios, nos dio la victoria y situó en el mapa mundis a nuestra pequeña isla como un baluarte de la dignidad y justicia».

Rindamos honor también a la mujer cubana, madre, combatiente, compañera de sacrificios, alegrías y luchas, pidió en su discurso Raúl visiblemente emocionado, quien también tuvo palabras para las nuevas generaciones, «que continuarán defendiendo por siempre los ideales revolucionarios».

Igualmente, envió un abrazo fraternal a los valerosos luchadores antiterroristas injustamente encarcelados hace quince años en Estados Unidos, por cuyo regreso a la patria seguiremos batallando sin descanso, ratificó.

El Presidente cubano también envió su más sentido homenaje al invicto Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana de la hermana República de Venezuela, el fallecido Comandante Hugo Chávez Frías, de quien aseguró que era un discípulo adelantado de Bolívar.
En su discurso, Raúl se refirió a la firmeza y al decoro del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel, quien luego del asalto al Moncada se convirtió de acusado en acusador en el juicio a que fueron sometidos.

Recordó que el Granma vino después, cuyo desembarco fue apoyado por el alzamiento de Santiago de Cuba, dirigido por Frank País, asesinado luego cuando aún no había cumplido 23 años.

Rememoró además el revés de Alegría de Pío, el encuentro con Fidel en Cinco Palmas de Vicana, la decisiva victoria sobre la gran ofensiva batistiana contra el primer frente de la Sierra Maestra, que como dijo el Che, le quebró a la tiranía el espinazo y dio inicio a la contraofensiva.

La cubana seguirá siendo la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes

La cubana seguirá siendo la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, proclamada por Fidel el 16 de abril de 1961, en el entierro de las víctimas de los bombardeos aéreos durante la invasión a Playa Girón, aseguró este viernes el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro.

Con esa frase cerró su emotivo discurso en la Ciudad Escolar 26 de Julio, que antes de 1959 fuera el Cuartel Moncada, después de resumir en apretada síntesis «una intensa historia».
De esa manera, el también Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba recordó aquellos históricos últimos 74 días en que fueron derrotadas las tropas batistianas.

Fueron cerca de cien combates, cuatro operaciones, se combatió de día y de noche, contó Raúl. «Pero lo fabuloso, enfatizó, fue que Fidel recogió todas las demás guerrillas menos las nuestras, que se hallaban en el Segundo Frente Oriental y estaban muy alejadas. Así logró concentrar 200 fusiles, aunque había más guerrilleros; había incluso una escuela de reclutas, desarmados, que se iban armando en la medida en que se iban obteniendo pequeñas victorias.

«Con 200 hombres se enfrentó a 10 000 soldados directos, sin contar la retaguardia que les aseguraba alimentos, toda la aviación, la artillería que podía actuar en la montaña y, no obstante, fueron derrotados en esos 74 días. Entonces, se tuvo que ir a la Cruz Roja Internacional para que recogieran a cientos de prisioneros que fueron devueltos por Fidel, totalmente sanos, mejor comidos que nosotros y bien atendidos.

«Comenzaba de ese modo, en el verano de 1958, el viraje irreversible de la guerra, que con las operaciones de las columnas invasoras salidas de la Sierra Maestra y las acciones de los combatientes clandestinos, condujeron al colapso del militar régimen, a la toma del poder de la revolución triunfante y a la constitución del primer gobierno revolucionario en la universidad de esta ciudad.

«Con la huelga general a que llamó Fidel desde Palma Soriano antes de entrar a Santiago, y con la clase obrera y todo el pueblo, se derrotó la maniobra de la embajada norteamericana para sabotear la victoria, mientras Fidel avanzaba hacia La Habana.

«Empezaba entonces una etapa mucho más difícil que estremeció los cimientos de toda la sociedad. A cuatro meses del triunfo, en la propia Sierra Maestra y en el puesto de mando que utilizó Fidel en los últimos meses de la guerra, en cumplimiento del Programa del Moncada, se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria, que enfrentó la Revolución con los poderosos intereses económicos extranjeros y de la burguesía criolla, que financiaron y estimularon, por espacio de varios años, el accionar de bandas armadas, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, el sabotaje y el terrorismo en todo el país, la invasión por Playa Girón en abril de 1961, en víspera de la cual se proclamó el carácter socialista de la Revolución; la crisis de los misiles cuando ya Estados Unidos estaba preparando una invasión directa con sus tropas a Cuba, en octubre de 1962; las incesantes agresiones y crímenes contra nuestro pueblo durante décadas...», rememoró el líder de la Revolución cubana.

En su intervención, Raúl recalcó que a pesar de que han pasado los años, la cubana sigue siendo una Revolución de jóvenes, «como lo éramos el 26 de julio de 1953; como lo eran los que combatieron y cayeron en las calles de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956; jóvenes fueron quienes en su inmensa mayoría participaron en la lucha contra las bandas armadas durante cinco años (desde el 60 hasta enero de 1965 aproximadamente); jóvenes eran también los que derrotaron a los mercenarios en Playa Girón, los que se sumaron, incluso adolescentes, a la Campaña de Alfabetización, los que se incorporaron masivamente a las Milicias, a las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias y al Ministerio del Interior.

«Jóvenes fueron los cientos de miles que cumplieron misiones internacionalistas en otra tierras del mundo; los que hoy prestan servicios de Salud y Educación —la mayoría también mujeres— en diferentes naciones, los científicos, intelectuales, artistas y deportistas que tanta gloria han cosechado; los que al llamado de la Patria cumplen su servicio militar —entre ellos las muchachas, que por propia voluntad se suman a esta tarea—; los estudiantes de la enseñanza media, nuestros universitarios, que protagonizaron con éxito el último Censo de Población y Vivienda; los obreros y campesinos que generan en la producción y los servicios ingresos a la economía, nuestros maestros y profesores...

«Sin dudas, repitió, esta seguirá siendo una Revolución de jóvenes».

Al expresar que habrá gloria eterna a los mártires de la Patria, y darle vivas a Fidel y a la Revolución socialista, Raúl concluyó su discurso con la famosa frase del Che Guevara: ¡Hasta la victoria, siempre!

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