sábado, septiembre 13, 2014

Cerco burlado cada día

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Por Diego Rodríguez Molina
Tomado de Victoria Digital

Si me preguntan cuál es un logro vital de estos 55 años de Revolución, diría: haber resistido la guerra más larga y despiadada del imperio contra un pequeño país.


“No hay un solo ámbito de actividades económicas y sociales del pueblo cubano que quede exento de la acción destructiva y desestabilizadora que impone esta política ilegal”, precisa el informe que presentará Cuba en octubre próximo en la Asamblea General de la ONU sobre la resolución 68/8 que exige levantar ese genocidio, cada vez más rechazado en el mundo y dentro de Estados Unidos.


En momentos en que se acerca el debate planetario, las familias pineras comentan del tema en casa, lo vinculan a la política de terrorismo de Estado de esa potencia y se sienten protagonistas de la firmeza cotidiana para burlar el anacrónico cerco, cuyo daño económico asciende a un billón 112 534 de dólares, a pesar de la reducción del precio
del oro.


Abundan ejemplos de cómo las carencias multiplican las variantes.


“La rama de la construcción, imposibilitada de acceder a tecnologías constructivas más eficientes, ligeras, de menores consumos de materiales básicos y componentes energéticos,
–refiere el documento– estima sus pérdidas en 27,6 millones de dólares norteamericanos”.


Sin embargo, a pesar de agudizarse las afectaciones del bloqueo y el impacto de la crisis mundial sobre las acciones constructivas, el Gobierno cubano profundiza la política implementada hace dos años de otorgar subsidios a familias afectadas por catástrofes y casos sociales críticos para adquirir materiales de construcción y pagar mano de obra para la ejecución y conservación de viviendas por esfuerzo propio.


Nada de medida aislada esa ayuda monetaria, libre de costo o devolución, que en el Municipio beneficia a 350 familias y muestra el humanismo de la Revolución, a la vez que destierra gratuidades indebidas y subsidios excesivos, bajo el principio de compensar a personas necesitadas y no subsidiar productos de manera general, en cumplimiento de dos de los lineamientos del VI Congreso del Partido enfocados a la sostenibilidad.


Tal contribución forma parte de una estrategia iniciada con la venta liberada de materiales de construcción a precios no subsidiados, seguida por la incorporación de otros productos, como el cemento y el acero, así como la rebaja de precios a más de 120 de esos surtidos, y la posibilidad luego de acceder a créditos bancarios para edificar y reparar inmuebles.


Son alternativas que acentúan el desvelo estatal por favorecer, además, a quienes carezcan de vivienda o están necesitados de construir, ampliar, reparar o conservar esta, siempre que sea por esfuerzo propio.


Pero ese desembolso con el cual se burla el cerco, exige más empeño de ejecutores y mayor control popular para aprovechar cada centavo.


¿Y de dónde sale el subsidio? De los impuestos sobre las ventas de materiales de construcción a precios no subsidiados, cuyo 40 por ciento será entregado a los gobiernos territoriales y otro 8,5 a la reserva central del Estado, con la facultad de decidir casos puntuales.


Mas, resulta imposible cuantificar los perjuicios. “Las cifras…, –subraya el informe– no incluyen los daños ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y actos terroristas alentados, organizados y financiados desde Estados Unidos. Tampoco reflejan el negativo impacto en el desarrollo del país resultante de la imposibilidad de acceder a nuevas tecnologías en casi todos los sectores de la economía, ni las duras y sistemáticas limitaciones que impone en las familias cubanas”.

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