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martes, agosto 06, 2019

Hiroshima y Nagasaki reclaman la PAZ


Por Sergio I. Rivero Carrasco 

El Gobierno de Estados Unidos nunca pidió perdón por los ataques de Hiroshima y Nagasaki por el lanzamiento de las bombas atómicas con las que finalizaron la segunda guerra mundial, las cuales  destruyendo casi completamente la ciudad y matando inmediatamente a 80.000 personas y tres días después de aquel ataque, lanzaba una segunda bomba nuclear sobre la ciudad de Nagasaki que causó 74.000 muertos, totalizando más de 154 mil pérdidas de vidas humanas indefensas. 


sábado, marzo 17, 2007

¡A destruir las armas nucleares!

No es posible continuar experimentando con la vida de los seres humanos y con la supervivencia de los organismos vivos en la tierra. Por ese camino andan los que se han empeñado en utilizar a la energía nuclear como maleficio que de seguro no es ni Irán, pero sí Estados Unidos e Israel, su satélite en el oriente medio.
En expresión de condena como se hace hoy en todo el mundo, el climatólogo norteamericano Alan Robock señaló durante una visita a Cuba que el mundo necesita hoy para su sobrevivencia que países como el suyo destruyan los arsenales nucleares existentes y se abstengan de construir nuevas armas.
"Sólo sería necesario destruir todo el arsenal nuclear existente y cesar la construcción de nuevas armas nucleares", expuso el académico en una conferencia en el Museo San Juan de Dios de la central provincia de Camagüey, a más de 500 kilómetros de La Habana, según precisó la agencia Prensa Latina..
La humanidad vive el peligro del invierno nuclear, consideró el también profesor de la Universidad Estatal de Nueva Jersey en declaraciones citadas por el diario Juventud Rebelde al referir el tipo de cambio climático asociado a una guerra nuclear global.
Una explosión nuclear de superficie ocasionaría que grandes cantidades de polvo fuesen lanzadas hacia la atmósfera superior, lo cual limitaría la cantidad de radiación solar que llega al suelo, expuso el analista.
Tal acontecimiento, añadió, conllevaría grandes incendios y tormentas de fuego que arrojarían a la atmósfera cantidades ingentes de humo y hollín que absorberían la radiación solar.
Ante esas explosiones, la atmósfera terrestre se haría opaca, con un descenso sensible y prolongado de las temperaturas, acompañado de modificaciones en el régimen de lluvia, fenómeno denominado como invierno nuclear, aclaró Robock.
Incluso, las llamadas guerras nucleares limitadas (locales) llevarían al fracaso de los sistemas de producción agrícola y a reducciones considerables en la producción de alimentos, continuó.
"Tales daños -manifestó- serían adicionales a los causados por las explosiones y permanecerían durante años".
Nuevos estudios publicados advierten que las guerras nucleares limitadas son capaces de lanzar a la atmósfera superior suficiente polvo y hollín como para originar cambios climáticos durante una década o más, indicó.
Las grandes potencias aún disponen de un arsenal nuclear suficiente para producir este cambio climático planetario catastrófico, con causas y resultados diferentes a los del cambio climático actual, denunció.
Aunque el calentamiento global actual ya está en progreso, resulta evidente que la humanidad aún está a tiempo de evitar totalmente el cambio climático asociado al invierno nuclear, subrayó tras señalar que prepara exposiciones contra la proliferación de esos arsenales.
En todos los confines se condena este flagelo que en manos inescrupulosas puede hacer desaparecer a todo ser viviente en la faz de la tierra.